Los roadtrips están de moda. Esos viajes por carretera en tu propio vehículo desplazándote de manera libre sin horarios ni paradas preestablecidas. Un tipo de viaje, de slow travel que gana cada vez más adeptos por su flexibilidad y libertad.
En la provincia de Girona, en la Costa Brava catalana se puede hacer un interesante roadtrip en el que se mezcla arte, cultura y ocio. Ideal para hacer en verano para poder disfrutar de las magníficas playas y calas gerundenses, en esta ocasión os mostramos la «Ruta Dalí» o «Triángulo Daliniano», un roadtrip que discurre a través de los lugares más importantes de la vida y obra de Salvador Dalí, el inolvidable artista de los largos bigotes.
Tras nuestra experiencia, te contamos los 3 sitios que no te debes perder en la Ruta Dalí.
Índice
VISITAR EL CASTILLO GALA EN PÚBOL
Normalmente la «Ruta Dalí» comienza en Púbol. Para ponernos en contexto hay que decir que Salvador Dalí estaba locamente enamorado de su esposa Gala. Digamos que era un amor que iba más allá de lo trascendente. Se trataba de una adoración, de algo místico. Gala era su diosa, su musa, y por ello la trataba como tal.
Muestra de ello es que Dalí prometió que le compraría un castillo. Después de varios intentos fallidos consiguió adquirir uno antiguo del siglo XI. Éste estaba en un estado bastante ruinoso y con sus jardines totalmente abandonados y salvajes. Pero en vez de ser un problema, aquello fue una bendición para el artista ya que el castillo de Púbol iba a ser el lugar en el que podría dar rienda suelta a todo su arte al restaurarlo.
Actualmente se ha convertido en un museo en el que se observan objetos, estancias y detalles de sus peculiares dueños. El jardín es un lugar donde la naturaleza se mezcla con el arte a que hay algunas esculturas del genio catalán.
Pero lo más interesante es ver su interior con objetos personales de Gala y Dalí. Cada rincón está cuidado al mínimo detalle, y desprende un perfume de arte y creatividad propio del genio.
Sin ninguna duda el lugar más solemne de aquella casa-museo es el mausoleo que se construyó para albergar en un principio a los dos amantes. Las dos tumbas estaban separadas por un muro de ladrillo, que tenía un agujero que coincidía con otro que se había practicado en el ataúd de Gala; la idea era que la mano derecha del cuerpo de Gala saliera por el agujero y llegara, a través del agujero en el ladrillo, al cuadrángulo que ocuparía, en su momento, el Salvador Dalí cuya mano izquierda, gracias al mismo sistema de agujeros, quedaría enlazada para siempre con la de su amada.
Pero un buen día, con Gala ya enterrada y con su mano bien dispuesta a recibir la de su marido, Dalí escribió, dentro de su lista de últimas voluntades (seguramente preso de la locura) que prefería que lo enterraran en Cadaqués, y no en Púbol como había pactado. El resultado de aquel golpe de timón es que la pobre Gala sigue, hasta el día de hoy, con la mano sacada por un agujero del ataúd, crispada y ansiosa, esperando a que su marido, finalmente, cumpla con su palabra.
VISITAR LA CASA MUSEO DE DALÍ EN CADAQUÉS
Junto con el castillo de Gala en Púbol otro emplazamiento clave en la vida de Salvador Dalí es Cadaqués, un precioso pueblo costero gerundense en el que el artista estableció su escondite, su lugar de inspiración para dar rienda suelta a su creatividad.
En verano este sitio suele ser bastante visitado por lo que para evitar colas y quizá indisponibilidad de entradas decidimos comprarlas por internet y estar así más tranquilos.
En Cadaqués, Dalí adquirió una casa con unas fantásticas vistas al mar Mediterráneo además de un terreno amplio donde podía expresar todo su arte. Hoy ese lugar se ha convertido en una fantástica casa-museo donde podemos observar toda clase de objetos y utensilios de su día a día.
Además también se pueden observar algunas obras, esculturas y creaciones de lo más variopintas y curiosas, haciendo gala de ese estilo tan peculiar que caracterizó a nuestro genio.
Después de la visita a la casa, lo ideal es descansar un rato en la pequeña bahía que envuelve ese precioso pueblo. Se puede comer algo y bañarse en esas aguas donde se relajaba el gran Salvador Dalí y su amada Gala. Desde allí, lo lógico es ir dirección Figueres para concluir la ruta.
VISITAR EL TEATRO-MUSEO DALÍ EN FIGUERES
Así que Figueres es el tercer lugar clave de la Ruta Dalí, ya que es la localidad natal del artista y en donde se encuentra el museo que lleva su nombre. El museo alberga gran parte de su obra y representa sin duda alguna la máxima expresión su arte.
Al igual que hicimos en Cadaqués, os aconsejamos llevar las entradas compradas previamente para poder evitar así posibles colas. El museo alberga objetos personales del genio, así como gran cantidad de sus obras. Desde sus coches hasta muebles, pasando por alguno de sus cuadros, estatuas y joyas.
Pero aunque todo el contenido es realmente interesante y peculiar, quizá lo que hace que resalte y te enganche más, es el entorno y su situación en las diferentes estancias del museo. Esos ambientes extravagantes, esa disposición tan peculiar acorde con el toque de locura que adornó toda la vida de Salvador Dalí, hace que en cierta manera uno intente entender y valorar su obra.
Con la visita a Figueres se podría dar por concluido el recorrido por la costa de Girona siguiendo los pasos del famoso artista y pintor. La conocida como «Ruta Dalí» en la que se visitan los tres lugares clave de su vida (Púbol, Cadaqués y Figueres). Como decíamos al pricnipio, podemos decir que vale la pena descubrir a través de la carretera la obra uno de los grandes genios del arte contemporáneo catalán y español.
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