Sin duda, realizar una visita a las históricas cafeterías turinesas es un plan interesante a la vez que poco común. En estos locales, distribuidos en el corazón de Torino, parece que se haya detenido el tiempo y que regresemos a la época del Risorgimento en el siglo XIX, previa a la unificación del país.
Esta ciudad fue la primera capital italiana hace poco más de 150 años. Por esta razón, la urbe cuna de los Saboya, atraía a célebres personajes de la cultura y la política que frecuentaban estas cafeterías y en donde en sus salones debatían sobre el futuro del país.
En ellos te puedes tomar el famoso «bicerin» (expreso de café, cacao y crema de leche a capas) y que cuesta la friolera de 6,50 euros (precio 2018), eso sí, envueltos entre el estilo y la elegancia de aquella época tan pomposa que han sabido conservar hasta el día de hoy, a pesar de haber sido espectadores de varias guerras.
Índice
Caffès ubicados en la Piazza San Carlo
Entre los famosos soportales de esta plaza peatonal rectangular, llamada el “salotto di Torino” (la sala de estar de Turín), se encuentran tres de los locales históricos considerados como auténticas instituciones de la ciudad.
Caffè San Carlo
Fundado en 1822, fue el primer local de Europa con alumbrado de gas. Durante la Segunda Guerra Mundial el techo de la sala principal quedó severamente dañado y la restauración duró poco más de una década. Este Caffè fue frecuentado por importantes políticos de la izquierda italiana como Francesco Crispi, Presidente del Gobierno de la Izquierda Histórica, y Antonio Gramsci, uno de los fundadores del Partido Comunista Italiano. También por célebres personajes, escritores, intelectuales, artistas, académicos…, como Alejandro Dumas.
Aunque los precios son bastante elevados, no dejamos pasar la oportunidad de que nos mimaran dentro de unos de estos Caffès Históricos, y precisamente elegimos este local para tomarnos un tentempié. No pudimos dejar de admirar en todo momento su pomposa decoración con estucos, lámparas de araña, muebles y estatuas doradas, espejos gigantes… vamos que igualito como estar dentro de un palacete.
Caffè Torino
Este es el jovenzuelo de nuestra ruta, a diferencia de los otros levantados en el siglo XIX, fue construido en 1903. Su estampa más conocida es sin duda su famoso cartel de neón, completamente original de la época, ubicado en su entrada y anclado a las arcadas del soportal. El interior, aunque no tan grandilocuente como su vecino, el Caffè San Carlo, tampoco te decepciona. Su época dorada fue en 1950, en el que era común encontrarte con personajes como Ava Gardner o Brigitte Bardot.
Confitería Fratelli Stratta
Famosa por ser el proveedor oficial de caramelos de la Casa Real de los Saboya, fue construido en 1836. Esta confitería fue una de las primeras pastelerías-café de la ciudad. En ella podéis comprar unas pastitas, donde ya sabéis que os va a tocar un poquito el bolsillo.
Cafés ubicados en la Piazza Castello
Caffè Mulassano
Aunque inicialmente esta cafetería abrió sus puertas en el siglo XVIII en Via Nizza, no fue hasta 1907 cuando se instaló en la Piazza Castello. A diferencia de Caffè San Carlo, este local era frecuentado por la nobleza y también por artistas como María Callas. Destacan sus grandes espejos que juegan un papel primordial para dar visualmente la sensación de amplitud debido a sus reducidas dimensiones. Este local tiene dos singularidades, la primera es que se le considera el inventor del Tramezzino, sándwich triangular sin corteza muy famoso en Italia, y la segunda es que cuenta con su propia receta de vermut.
Caffè Baratti & Milano
Muy cerquita de la comercial Galleria Subalpina, se encuentra este local que abrió sus puertas en 1854 como pastelería y más tarde, en 1875 como cafetería. Los pasteles llegaron a tener tanta fama en la región que la Casa Real los eligió como su proveedor oficial de dulces. Visita recomendada para tomar su famoso chocolate caliente con helado de gianduia o un bicerin (expreso de café, cacao y crema de leche a capas), todo un placer para los sentidos, además de admirar su interior.
Cafés ubicados en otras zonas
Caffè Fiorio
Situado en Via Po, es uno de los más antiguos de Torino. Se inauguró en 1780, sufriendo una profunda renovación en 1845. Destaca el interior de sus dos plantas donde parece que el tiempo se haya detenido y en cualquier momento vayan a aparecer los ilustres personajes (conservadores) que lo frecuentaban. Las tertulias que se originaban en su interior tenían tanta relevancia, que la Casa Real siempre estaba atenta a lo que allí dentro se decía. Además, entre sus distinguidos clientes se encontraban ilustres como Mark Twain y Herman Melville. Os recomendamos pasar a tomar un helado o simplemente a admirar su interior, no sin antes, entrar a su página web y empaparos de la fascinante historia del local.
Caffè Al Bicerin
En el barrio del Quadrilatero Romano abrió por primera vez sus puertas el Caffè Al Bicerin en 1793, concretamente en la Piazza de la Consolata. Como su propio nombre indica, en esta cafetería se inventó por primera vez el “bicerin”, el café más famoso de Torino.
Conclusiones
Y hasta aquí nuestra recomendación. Visitar estas cafeterías es sin duda un placer para los sentidos de la vista y el gusto, además de una buena forma, totalmente peculiar, de empaparse de la historia de la ciudad y de sus célebres personajes. Os recomendamos que los visitéis, pues no están muy lejos unos de los otros y se pueden recorrer tranquilamente en poco tiempo, seguro que os llevaréis un buen recuerdo de la ciudad. Eso sí, antes de visitarlos, os recomendamos que entréis a las webs de las cafeterías para leer la historia de cada una de ellas, pues así se valora mucho más cuando se visitan.
*Los documentos gráficos que no tienen nuestra marca pertenecen a las páginas webs de los establecimientos.
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