Después de un fructífero primer día de contacto en París hoy teníamos previsto un pateo bastante importante. Además, hoy es el 14 de julio, fiesta nacional francesa en la que se conmemora la toma de la Bastilla. Se prevé el desfile de las fuerzas armadas en los Campos Elíseos y un espectáculo de fuegos artificiales a los pies de la Torre Eiffel.

Así que nos íbamos a mover por el centro principal de la ciudad. Primer lugar y bien prontito, museo Rodin. Situado en el distrito VII de París, este antiguo palacete de arte neoclásico alberga las mejores obras del escultor Auguste Rodin, el cual las donó al estado francés. Además en su interior hay otras obras como pinturas de Monet, Renoir o Van Gogh. El edificio está rodeado de un bonito jardín el cual contiene algunas de las famosas esculturas del artista francés, como por ejemplo la del famoso pensador. Para empezar el día ha sido un lugar interesante.

Muy cerquita del museo Rodin, se encuentra el palacio de los Inválidos. Este palacio nacional fue construido en 1670 por Louis XIV (el rey sol) como lugar de retiro para los soldados inválidos de sus ejércitos.

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A finales del siglo XVII, el establecimiento recibía a más de 3.000 soldados. Hoy, aunque este imponente palacio sigue albergando un hospital, los Inválidos es más conocido por la tumba del emperador Napoleón (entre otros) con su gran sarcófago de madera, el cual está en la Iglesia del Domo al centro del palacio. En las estancias laterales se encuentra el museo del Ejército que encierra amplias colecciones históricas. Ver el caballo disecado de Napoleón u objetos y grabaciones de Charles de Gaulle en la segunda guerra mundial merecen esta visita.

Uno de los atractivos de París es el de sus puentes cruzando el río Sena. Desde alguno de ellos se pueden tomar instantáneas muy bonitas. Así que al salir de los Inválidos eso es lo que hicimos. Y aunque el día estaba gris alguna foto valió la pena.

Después del paseo a orillas del río tocaba llenarnos los estómagos. Además empezaba a llover así que ya que teníamos pensado visitar el museo de Orsay, nos acercamos hasta allí y comimos en una pequeña pizzería que hay enfrente. El museo de Orsay está dedicado principalmente a la pintura del siglo XIX, completando así una época histórica que no tienen el Louvre y el Pompidou. El edificio es una antigua estación de tren inaugurada en 1900 y que tenía como destino la destrucción en 1960.

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Finalmente no se derruyó y pasó a ser un museo. Un museo con un encanto especial y que da gusto visitar, ya que es muy diferente de los museos convencionales con interminables estancias y pasillos laberínticos. El museo alberga gran cantidad de obras de autores como Renoir, Monet o Van Gogh. Obviamente no dejan hacer fotos a estos cuadros.

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Como hemos dicho anteriormente el día 14 de julio es fiesta nacional en Francia y en los Campos Elíseos se celebra el desfile de las fuerzas armadas. No es que nos hiciese ilusión ver el desfile, pero ya por la tarde y al salir de Orsay (y como había parado de llover), nos acercamos a ver los vehículos y soldados que estaban en toda la explanada.

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Tampoco es que estuviésemos demasiado rato, ya que esto no era demasiado interesante (para nosotros…). Nos volvimos a nuestro hotel para arreglarnos ya que por la noche íbamos a la Torre Eiffel para ver los fuegos artificiales que se hacen con motivo de la fiesta nacional.

Pero una vez arreglados y antes de la hora de los fuegos artificiales nos acercamos a uno de los lugares más emblemáticos de París, el Arco del Triunfo. Un imponente arco construido por Napoleón Bonaparte para conmemorar una de sus batallas. Es un monumento bastante imponente, y al atardecer tiene una belleza que vale la pena contemplar.

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Cabe decir que hay muuucha gente en los alrededores de la Torre Eiffel y a orillas del Sena esa noche. Y que conseguir entrar al metro es toda una odisea. Pero es cierto que la experiencia vale la pena. Un fantástico espectáculo de fuegos artificiales a los pies de la Torre Eiffel bien valen el agobio de la gente. Ahí van unas bonitas fotos.

Y después del bonito espectáculo de fuegos, luces y música nos retiramos hacia el hotel entremezclados con la multitud. Había sido un día bastante completo en el que pudimos además disfrutar con la celebración de la fiesta nacional francesa. Mañana más y seguro que mejor. Varios lugares que conocer, entre ellos la archiconocida catedral de Notre-Dame. ¿Veremos al famoso jorobado en lo alto del campanario?

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